¿Por qué Yoga? ¿Por qué no simplemente estirar y fortalecer los músculos?
Evidentemente un entrenamiento físico podría brindar tales beneficios, pero lo que comúnmente se ignora es que la práctica de Yoga no constituye una mera rutina de posturas (asana), si no que apunta hacia la desaceleración mental, y como consecuencia, la claridad de percepción. Las posturas son sólo una parte minúscula comparado con la gama grande de prácticas dentro del Yoga que comparten el mismo fin.
Pero quedémonos con las posturas (asana), que al fin y al cabo, es el aspecto que más comulga con el lenguaje de la cultura de Occidente, que tiende a “hacer” con el cuerpo para recibir resultados. Finalmente, si desmenuzamos lo que conocemos, será posible captar al menos un destello de las implicaciones globales de esta práctica milenaria.
Si bien sabemos que las postura de Yoga afecta directamente a los músculos, ¿cómo es que repercute en la mente? En realidad, las posturas fueron creadas para asistir al practicante a entrar en un estado meditativo. Para ello, el objetivo que se busca al realizarlas es la estabilidad (sthira) y la facilidad (sukha) dentro de ellas.
Afortunadamente, poseemos un facilitador que nos permite vislumbrar, escuchando con detenimiento, si nos estamos acercando a tal objetivo. Ese es la respiración.
La respiración, si dejamos que se exprese libremente, nos indica con gran precisión cómo estamos física y emocionalmente. Pero también tenemos la posibilidad de regularla para afectar nuestro cuerpo y el flujo de nuestros pensamientos. Funge como un diagnóstico y tratamiento a la vez.
Llevándolo a la postura de Yoga, la respiración libre es la que permite que los músculos se relajen (sukha) y respondan a los requerimientos de estabilidad en ella (sthira). A su vez, es posible utilizarla a voluntad para apoyar la misma actividad física y alinear la mente con el proceso.
Recíprocamente, la postura debe servir a la respiración, creando las condiciones para que esta se fluya sin obstáculos. Sólo así es como la respiración obtiene la facultad de afectar positivamente a la mente.
En conclusión, es la respiración el eslabón que vincula el cuerpo con la mente y lo que diferencia la práctica de posturas de cualquier entrenamiento físico.
Autor: Miriam Hamui
Miriam practica yoga desde el 2001 y enseña desde el 2008. También es educadora somática certificada por la escuela de Body Mind Movement. Ella combina sensibilidad y experiencia para guiar a sus alumnos hacia la práctica introspectiva y el movimiento consiente. De su cuerpo nace su escritura, que a su vez, inspira de regreso a su enseñanza. Conoce sus clases, eventos y libros publicados en www.miriamyoga.com
Muy bonito post, Miriam. Creo que lo más importante en relación a todo esto es el estar bien dirigidos dentro de la práctica de esta disciplina…un buen maestro es la clave para lograr también este equilibrio completo, no estas de acuerdo conmigo?
El buen maestros es clave para emprender el camino del yoga. Es por esto desde sus inicios, el yoga se sirvió del gurú, para facilitar al practicante la sensibilización necesaria para que la practica fuera realmente transformativa. En la actualidad, el buen maestro debe no sólo practicar yoga a nivel personal, sino realmente vivir el yoga. Es así como este puede comprender la transformación en su propia persona para posteriormente transmitir en el otro la posibilidad de transformación.
Muchas gracias por tu valioso comentario y muchas gracias por leerme, Dalia. Te mando un abrazo.