¿Hacia a dónde apunta mayormente tu atención? ¿Qué porcentaje de tu ser mira hacia tus hijos que quieres ver salir adelante? Y si no tienes hijos, ¿qué porcentaje mira hacia tu proyecto de vida? Por otro lado, ¿cuánta de tu atención está volcada hacia tus padres que envejecen cada vez más rápido, requiriendo cada vez más de tu asistencia? Y luego, ¿dónde estás tú?
Si esto resuena en ti, ¡bienvenid@ a la plenitud de la generación sándwich! ¡Yo comparto el mismo estatus que tú!
Mucho que atender y malabarear, pero no hay que mirarlo tan fatalista. Nunca en mi vida he tenido más la necesidad de mirarme a mi que ahora. Las simple interacción con mis hijos, con mi madre (mi padre ya no vive), continuamente me confrontan. ¿Cómo fui yo cuándo me desprendía del nido familiar? ¿Cómo reconocer que ellos son diferentes? ¿Cómo ayudar a mi madre, sin perderme de mi? ¿Cómo quiero ser yo en mi vejez? Y la pregunta primordial a todo esto: ¿Dónde estoy yo, ahora? A veces, no lo tengo claro y me toca indagar más, pero me doy cuenta que entre más racionalizo mi indagación, más me confundo. He llegado a la conclusión de que lo que más me conviene hacer es dejarme sentir. Nada me regresa al aquí y el ahora que eso, y con ello, mis preocupaciones se desvanecen, aunque sea temporalmente.
Pero, ¿cómo sostener un estado de presencia? Aquí te paso unas recomendaciones que me han funcionado:
Procura al menos 10 minutos de silencio en tu día. Sólo cierra los ojos y permite que suceda lo que suceda en tu interior. A lo mejor puede ser una revolución, pero quédate con ello. Lo importante es que te estas acompañando, y con ello, te estás validando, tal como eres.
Observa tu respiración, aunque sea por algunos minutos. El carácter involuntario de tus inhalaciones y exhalaciones te recordará que a pesar de todo, tú sigues viv@, sin tener que ejercer esfuerzo alguno. Agradece. Inmediatamente tu estado cambia.
Realiza alguna actividad física repetitiva, como correr, nadar, caminar, etc. Ojo, es crucial prescindir de distractores externos como música o las instrucciones de una clase. La idea es que te sumerjas de lleno en la actividad, de esta manera todo tu organismo asumirá su ritmo propio que te envolverá y te ayudará a entrar gradualmente en comunión con tu Ser. Es de ahí de dónde derivas la fortaleza para seguir adelante con los retos que te pone la vida.
Por último, el yoga puede ser un instrumento valiosísimo, lo es para mi, pero si lo abordas, hazlo con el mismo espíritu con el que te planteo los 3 ejercicios anteriores. Sólo así, darás espacio a que la magia de la practica aflore, porque ante todo, surge de ti
¿A caso no será esta la etapa en que realmente tocamos nuestra esencia, con el dolor que implica, para repuntar en la vida con algo totalmente diferente e inspirador?
Compañer@ sándwich: ¡Date vuelo y florece!
Autor: Miriam Hamui
Miriam practica yoga desde el 2001 y enseña desde el 2008. También es educadora somática certificada por la escuela de Body Mind Movement. Ella combina sensibilidad y experiencia para guiar a sus alumnos hacia la práctica introspectiva y el movimiento consiente. De su cuerpo nace su escritura, que a su vez, inspira de regreso a su enseñanza. Conoce sus clases, eventos y libros publicados en www.miriamyoga.com
Interesante el interiozar, y los tips que muestras. Para lograr una forma de contactarse a si mismo.
Gracias por compartirme.
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