UnknownIndependientemente de la popularidad creciente de esta disciplina, e incluso el toque glamoroso que se le ha dado, existen razones profundas por la cual el porcentaje de mujeres enroladas en clases de yoga es considerablemente mayor al de los hombres.

Aún cuándo el yoga en sus inicios fue concebida para hombres (propiamente para el sanyasin o renunciante elegido por el gurú), se puede apreciar cómo, a lo largo de la historia, la mujer ha ganado terreno como practicante, esto, sin necesariamente tener que renunciar a sus funciones sociales. Más aún, cuándo el yoga fue introducido a Occidente en el siglo XIX, la inclusión de la mujer se hizo más natural.

¿Por qué esta trasformación gradual en la tradición? ¿Qué beneficios ha aportado la disciplina, específicamente a la mujer, para que esta se haya acercado más y más?

Sabemos que el yoga genera bienestar tanto en el hombre como en la mujer, pero la forma en que es recibido por el individuo de cada género es especialmente diferente.

Analicemos los aspectos primordiales que caracterizan a la mujer de cualquier época. Desde que nace, ella cuenta con un reloj biológico que produce cambios hormonales en su cuerpo de manera cíclica. Es en la adolescencia, con la aparición de la primera menstruación, que dichos cambios cíclicos se vuelven más evidentes y los síntomas afectan su estado físico, energético, mental y emocional. Cabe mencionar que además de estas fluctuaciones internas, la mujer atiende sus circunstancias externas.

Estos patrones son repetidos por un periodo de 30 a 40 años aproximadamente, con la inclusión de periodos intermedios de embarazo, parto y lactancia, y cambian con la aparición de la menopausia, comúnmente conocida como el cese de la menstruación. Durante esta etapa, disminuye la secreción de estrógenos (hormonas) y se pierde la función folicular (ovulación). Esto conlleva a síntomas como ira, mareo, bochornos e insomnio.

Es evidente que la mujer, desde que nace hasta que muere, vive en un proceso constante de adaptación, tanto a factores internos como externos. La adaptabilidad requiere necesariamente de introspección. Esta no es siempre bienvenida, ya que implica confrontación (por ejemplo, una persona puede ser renuente a indagar acerca de la persistencia de algún malestar ya que inconscientemente lo puede estar utilizando para atraer la atención de una o varias personas). Las razones de resistencia pueden ser tan simples o complejas como el ser humano mismo.

Aquí es dónde el yoga se convierte en un gran aliado para la mujer. Mientras practica, de forma indirecta y amable está siendo dirigida hacia la introspección. Cuándo ella se posiciona sobre su tapete de yoga o cojín de meditación, una parafernalia de condiciones llegan al encuentro en ese preciso momento que se dispone a mirarse. Ya sea sentándose en quietud, explorando el equilibrio en alguna postura o modificando el flujo de sus respiración, a la mujer le toca trabajar con lo que está ahí: su estado físico, energético, mental y emocional, rigen su presente. Así es que cada día, su experiencia será distinta y no tendrá alternativa más que la de adaptarse. Digamos que la práctica regular de yoga constituye una educación hacia la adaptabilidad; un entendimiento profundo de que los cambios son una constante, y que aun así, es posible cultivar y vivir en armonía con uno mismo.

Hablando por experiencia propia, el yoga no sólo me ha facilitado la aceptación de las etapas de mi vida femenina (y de mi vida en general), sino que cada vez le doy más la bienvenida, ya que los cambios continuarán y quizá serán más fuertes, provocando en mi mayor introyección, y por consecuencia, ¡más yoga!

Miriam Hamui

Autor: Miriam Hamui

Miriam practica yoga desde el 2001 y enseña desde el 2008. También es educadora somática certificada por la escuela de Body Mind Movement. Ella combina sensibilidad y experiencia para guiar a sus alumnos hacia la práctica introspectiva y el movimiento consiente. De su cuerpo nace su escritura, que a su vez, inspira de regreso a su enseñanza. Conoce sus clases, eventos y libros publicados en www.miriamyoga.com

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