Unknown¿Puede tu respiración modificar tu atención? Piensa en el mar. Imagina que estás en la playa conversando con alguien o jugando voleibol. Mientras la atención puede dirigirse intermitentemente hacia la siguiente frase o el siguiente punto en la jugada, existe un estímulo de fondo en tus sentidos que no cesa y que incluso te acompaña cuando te vas a dormir. Curiosamente no lo rechazas y cuando decides traer al frente tal sonido, tal vista, tal sensación en tu piel, lo aprecias. ¿Te has preguntado por qué?

El mar nos recuerda, quizá a nivel inconsciente que, independientemente de nuestras actividades, la Tierra sigue girando, las olas se siguen moviendo. Esta certeza nos deja con una sensación de confianza sobre la que podemos reposar. Lo mismo pasa con la respiración, con la diferencia de que mientras el mar es una manifestación externa de la continuidad de la existencia, la respiración lo es, pero queda dentro de nosotros, se mueve con nosotros, independientemente de si hemos traído su atención al frente o queda en el fondo de nuestra conciencia.

Saber que respiramos incondicionalmente nos recuerda que hemos sido bendecidos con el regalo de la vida, sólo por el simple hecho de que no tenemos que hacer absolutamente nada para que esto suceda.

La práctica del yoga se sirve precisamente de este fenómeno para disciplinar amigablemente a la mente a que descanse sobre este movimiento incesable, enfocando la atención sobre aquello que nada tiene que ver con gustos, disgustos, miedos, deseos y/o intensiones. Es por esto que la práctica de pranayama, rama del yoga que puntualmente se dedica a seguir y regular la respiración con la atención, es una excelente directriz hacia la meditación (dhyana) y en última instancia hacia la absorción pura (samadhi).

A un nivel más profundo, la respiración afecta directamente las emociones, precisamente por esa sensación de confianza que produce. Cuándo sabemos qué, a pesar de todo, seguimos sostenidos en vida, podemos asistirnos de tal fortaleza para permitir que nuestra percepción cambie, y al suceder esto, nuevas alternativas para resolver nuestra vida se hacen visibles.

Pero aquí está el truco: el confiarnos en este continuo sustento implica dejar a un lado las historias de dificultad que nos hemos creado y que externamente nos hacen sentirnos importantes, además de jalar la atención del otro. En algún punto de la práctica, todos los aspirantes al yoga nos enfrentamos con esta disyuntiva: la sola respiración me abre hacia un universo vasto de posibilidades pero, ¿estoy dispuesto a soltar mis construcciones personales?

Rendirnos cabalmente ante nuestra fuente de vida (que puede llamarse de diversas maneras) no sucede de la noche a la mañana. Es un proceso dónde nos damos cuenta de que a veces estamos ahí y a veces, no. Un hábito constante de atender nuestra respiración nos puede informar sobre nuestra situación del momento y siempre, pero siempre, nos abre la posibilidad de corregirnos. La clave está en nuestra disposición de seguir evolucionando, ¿Te atreves?

Miriam Hamui

Autor: Miriam Hamui

Miriam practica yoga desde el 2001 y enseña desde el 2008. También es educadora somática certificada por la escuela de Body Mind Movement. Ella combina sensibilidad y experiencia para guiar a sus alumnos hacia la práctica introspectiva y el movimiento consiente. De su cuerpo nace su escritura, que a su vez, inspira de regreso a su enseñanza. Conoce sus clases, eventos y libros publicados en www.miriamyoga.com

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