Unknown¿Qué te trajo al yoga? Y si aún no estas ahí, ¿qué beneficios intuyes que podría brindarte? ¿reducción de estrés? ¿corrección de postura? ¿el alivio de algún padecimiento? ¿un embarazo y parto más llevadero?

Los medios y los profesionales nos venden la idea sobre la utilidad que podemos extraer de esta práctica milenaria, la cual ha sido en muchos casos validada con estudios, sin embargo, ¿cómo podemos estar tan seguros de que la prescripción es exactamente para nosotros?

La realidad es que una persona puede aliviar su dolor de espalda después de una práctica bien dirigida, pero tal sensación es temporal, no resuelve, sólo le recuerda de lo bien que puede estar… Lo que verdaderamente se despierta es nuestro anhelo intrínseco de equilibrio, en otras palabras, se destruye nuestra costumbre al desequilibrio para develarnos nuestra posibilidad de mejorarnos.

Una vez despierto este anhelo, ya no somos los mismos, la curiosidad acerca de posibles cambios de estilo de vida se incrementa porque queremos regresar ahí, a esos pequeños oasis de bienestar dónde a ratos nos lleva la práctica. Y digo a ratos porque durante una sesión de meditación, respiraciones y/o posturas, la práctica, lejos devolvernos una sensación de paz continua, realmente nos confronta, como cuándo descubrimos el movimiento incesante de nuestra mente en ausencia de movimiento corporal o cuándo los músculos no nos responden como quisiéramos…

Ante esto, ¿valdría la pena iniciarse en yoga, en primer lugar? ¿valdría la pena abrir la caja de Pandora?

Si quisiéramos cosechar los frutos de la práctica habría que replantear la forma en que la miramos. En esta sociedad enfocada en el progreso, tendemos a inclinarnos hacia resultados inmediatos para decidirnos por abordar cualquier actividad. Pero justo la esencia del yoga apunta hacia abandonar los objetivos, porque estos son meras programaciones en la mente, mientras lo que busca la disciplina es precisamente eliminar cualquier distractor mental para solo percibir y percibirnos tal como somos.

Se trata de una disciplina de hábito. Son los pequeños chispazos de felicidad los que nos animan a regresar una y otra vez al tapete. Es mediante la repetición que podemos captar a largo plazo nuestras tendencias, pero también conocer aun más nuestra naturaleza innata. Con el tiempo lo que se produce es una convivencia con nosotros mismos, una forma de conciliar lo que captamos internamente con lo que decidimos para nuestro bien. Así es que beneficios medibles pueden haber, pero nunca habrá un resultado final, nada se alcanza, sólo se vive el proceso y con ello se abren nuevas perspectivas para nosotros. Es una forma de salir, con trabajo continuo, de nuestros estancamientos personales.

¿Estás dispuest@ a iniciarte?

Miriam Hamui

Autor: Miriam Hamui

Miriam practica yoga desde el 2001 y enseña desde el 2008. También es educadora somática certificada por la escuela de Body Mind Movement. Ella combina sensibilidad y experiencia para guiar a sus alumnos hacia la práctica introspectiva y el movimiento consiente. De su cuerpo nace su escritura, que a su vez, inspira de regreso a su enseñanza. Conoce sus clases, eventos y libros publicados en www.miriamyoga.com

CompárteloShare on FacebookTweet about this on TwitterPin on Pinterest
Tagged on:                 

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *