brain-thoughtsLos medios nos ofrecen un sin fin de recursos para cuidar nuestro cuerpo a manera de regímenes de ejercicio y alimentación, consejos, hábitos, suplementos, etc. Pero, ¿qué existe para cuidar la mente? Y ¿es realmente necesario hacerlo?

En la medida que envejecemos, muchas facultades físicas disminuyen: la visión, la digestión, la fuerza muscular, la regeneración de tejidos, etc. Hacer frente a tales cambios inevitables, además de los cambios externos que arrojan las diferentes etapas de nuestra vida, se facilitan en gran medida si la mente es procurada.

Claro está que la mente también sufre cambios con el paso del tiempo, en particular la capacidad de retener información o recabarla de forma inmediata de dónde es almacenada en nuestro cerebro. A esto le llamamos coloquialmente “memoria”. Pero esto sólo se refiere al aspecto superficial de la mente. Existe un aspecto profundo dónde se almacenan los recuerdos que están íntimamente relacionados con nuestras emociones y que queda prácticamente intacto con el correr de los años. Esto explica cómo una persona mayor tiene la capacidad de describir vívidamente algún evento significativo de su vida.

Así es que aún cuando la memoria inmediata, o a corto plazo, puede fallar de un momento a otro, esta siempre puede recuperarse mediante la asociación. En algunas personas este proceso puede tardar más que ene otras, pero siempre es posible dar con aquel nombre que tenemos en “la punta de la lengua” o aquel sitio dónde extraviamos algún objeto. Además, contamos con recursos para extraer información necesaria para nuestro día a día, como libretas, directorios, agendas y todo lo que la tecnología ha puesto en nuestras manos para el almacenamiento y la recuperación de datos.

Con esto, puedo afirmar que, a diferencia del cuerpo, es posible mantener la mente eternamente joven, pero para ello se requiere de trabajo constante. Tal labor es precisamente el quehacer del Yoga.

Si bien el yoga se sirve de ejercicios físicos de posturas y respiraciones para modificar el estado de la mente, la meditación, y posteriormente la absorción pura (samadhi) no suceden mientras que la conciencia (parte esencial de la mente) esté atiborrada de deudas, culpas y cualquiera de las cargas que comúnmente acumulamos en la vida al obrar de forma egoísta y sin escrúpulos; mirándonos separados de todo lo que existe. Todas estas cargas forman impresiones en nuestra mente (samskaras), que nos abruman y nos incitan a actuar impulsivamente. Estas precisan ser eliminadas, si es que deseamos percibir con claridad la realidad. El proceso de eliminación, o al menos la no acumulación, comienza con la observancia de nuestros actos hacia nuestro entorno y hacia nosotros mismos.

No es gratuito que Patanjali*, al describir las ocho ramas del Yoga para lograr la desaceleración de las fluctuaciones de la mente, comienza con establecer los yamas y niyamas, observancias externas e internas respectivamente. Estas preceden las prácticas o ramas físicas de asana (posturas) y pranayama (control de la respiración), ya que sin ellas, por mas asiduo que sea el ejecutante, difícilmente se consiguen las ramas más profundas como pratyahara (introyección de los sentidos), dharana (concentración), dhyana (meditación), y samadhi (absorción pura).

Para su mayor entendimiento, los yamas (observancias externas) consisten en ahimsa (no dañar), satya (veracidad), bramacharya (conservación de la energía sexual), asteya (no robar), y aparigraha (no aferramiento).

Los niyamas (observancias internas) consisten en saucha (limpieza física y mental), santosha (estar contento con lo que se es y se tiene), tapas (ascetismo), svadyaya (auto estudio) e isvara pranidhana (reconocimiento de un Ser mayor a nosotros).

De forma comparativa, cualquier religión comienza por establecer principios de comportamiento, ya que de lo contrario, la conciencia seguiría afectándose negativamente, dando como resultado una mente que se hiere a sí misma y a los demás, y alejando al ser de su propio sentido de la vida. Quizá el ejemplo más inmediato de moralidad lo tenemos en los 10 mandamientos de la tradición judeo-cristiana.

La mente existe para resolver la vida, no para complicarla. Comenzar por observar nuestros actos día con día, no solo asegura la conservación de nuestra salud física (que de todas formas debe ser complementada con ejercicio y alimentación sana), sino que garantiza una vejez embebida de sabiduría y un ser eternamente joven.

*Patanjali es autor de los Yoga Sutra, tratado de Yoga del siglo III a.C.

Miriam Hamui

Autor: Miriam Hamui

Miriam practica yoga desde el 2001 y enseña desde el 2008. También es educadora somática certificada por la escuela de Body Mind Movement. Ella combina sensibilidad y experiencia para guiar a sus alumnos hacia la práctica introspectiva y el movimiento consiente. De su cuerpo nace su escritura, que a su vez, inspira de regreso a su enseñanza. Conoce sus clases, eventos y libros publicados en www.miriamyoga.com

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2 thoughts on “¿Yoga para la mente?

  • 15 15America/Mexico_City junio 15America/Mexico_City 2015 at 09:36 09Mon, 15 Jun 2015 09:36:16 -050016.
    Permalink

    Que hermoso post, Miriam! Que maravillosa disciplina significa el ejercicio de la Yoga. Ojalá llegue a mucha gente porque es algo para pensarse. El hecho de detener nuestra frenética carrera de la vida para limpiar lo que no nos sirve y dejar lo que si necesitamos es un gran regalo que nos podemos dar.
    Un abrazo!

    Reply
  • Miriam
    15 15America/Mexico_City junio 15America/Mexico_City 2015 at 11:22 11Mon, 15 Jun 2015 11:22:41 -050041.
    Permalink

    Gracias por tu valiosa aportación, Dalia. El yoga es una extraordinaria herramienta para guiarnos hacia la auto observación y en consecuencia hacia la salud mental, sin embargo se puede hacer conciencia sin ninguna disciplina en particular, únicamente dándonos cuenta de que la forma en que percibimos las cosas puede cambiar y con ese cambio la mente logra abrirse para recibir una visión más amplia de nosotros mismos y nuestra relación con el entorno. El darse cuenta abre aspectos ocultos de nuestro ser que requieren ser considerados. Es un trabajo arduo que nunca termina, pero que bien merece la pena si es que queremos disfrutar de la vida completamente despiertos!
    Un abrazo!

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