miryoga268Una vida tranquila va en función de nuestra capacidad de adaptación. Enfrentémoslo: las circunstancias externas constantemente cambian; y no sólo eso, internamente somos seres dinámicos, no sólo por los efectos del entorno, sino por el mismo e inevitable proceso de envejecer. No queda de otra más que adaptarse…

Suena sencillo, pero la realidad es que tendemos a ser renuentes a adaptarnos, ya que ello implica “soltar” lo que para nosotros es certero y seguro cuándo la vida nos muestra que aquello ya no es aplicable. Desesperadamente buscamos certeza y seguridad, control y predictibilidad, y somos capaces de formular estrategias complejas para procurarlo, o bien optamos por recargarnos en algo o alguien para seguir sintiendo dichas cualidades. Esto conlleva a la cristalización de los famosos “apegos”.

En los Yoga Sutra de Patanjali, el autor establece ocho ramas como medio para acercarse al estado de kaivalya, o aquél dónde uno queda solo, en el sentido de que ya no es afectado por el entorno ni por su cuerpo mismo, y es por ello que puede mirarlo todo tal como es. Para esto se requiere yoga, entendido como la desaceleración de las fluctuaciones de la mente, y para trabajarlo está la propuesta de dichas ramas, conocidas como Ashtanga Yoga.

Lo interesante es que la primera rama consta de principios morales, yamas, que obligan a uno a observarse en su relación con el entorno, y uno de ellos es aparigraha, definido como el no aferramiento.

Si bien nos servimos de objetos, personas o conceptos para asegurar resultados (y lo vamos a seguir haciendo porque de lo contrario, no podríamos ejecutar nuestros proyectos), tendríamos que al mismo tiempo entender todos estos medios como meras herramientas y no como requisitos indispensables para existir. Tendríamos que ser capaces de abandonarlos en el momento que dejan de cumplir su función; incluso de abandonar el proyecto mismo, porque como lo mencioné, nada es permanente.

Extrapolando esto a una sesión de yoga como la que comúnmente conocemos, nos podemos dar cuenta que la adaptabilidad se da por sí sola cuándo renunciamos a nuestro aferramiento hacia cómo se debe ver una postura, cómo debe manifestarse la respiración, o bien, qué es lo que debemos sentir cuándo meditamos. Por ejemplo, si yo pienso que debo estabilizar mi cuerpo para lograr el equilibrio en la postura del árbol (parado sobre un pie), tal idea va a causar que no sólo mi mente se rigidice, sino también mi cuerpo, y ante unos músculos tensos, difícilmente se darían los movimientos de ajuste en las articulaciones necesarios para que todo el cuerpo (¡y también la mente!) se sepan estables. De hecho, con el tiempo de practicar esta postura, o cualquier otra, uno se da cuenta que el cuerpo nunca deja de moverse, que el equilibrio no es estático, sino que es un estado continuo de adaptabilidad; aquel que brota espontáneo cuándo dejamos ir el objetivo, la idea o la expectativa: aparigraha.

Al entender la adaptabilidad desde la experiencia del cuerpo y no como una idea más en el intelecto, se graba en nosotros una sabiduría que queda latente y surge cuándo nos enfrentamos a la infinidad de situaciones de cambio que ocurren, ¡simplemente porque existimos!

Miriam Hamui

Autor: Miriam Hamui

Miriam practica yoga desde el 2001 y enseña desde el 2008. También es educadora somática certificada por la escuela de Body Mind Movement. Ella combina sensibilidad y experiencia para guiar a sus alumnos hacia la práctica introspectiva y el movimiento consiente. De su cuerpo nace su escritura, que a su vez, inspira de regreso a su enseñanza. Conoce sus clases, eventos y libros publicados en www.miriamyoga.com

CompárteloShare on FacebookTweet about this on TwitterPin on Pinterest
Tagged on:                             

4 thoughts on “Yoga y adaptabilidad

  • 20 20America/Mexico_City abril 20America/Mexico_City 2015 at 09:26 09Mon, 20 Apr 2015 09:26:00 -050000.
    Permalink

    Nada fácil aprender a soltar, mi querida Miriam. Especialmente a mi porque parece que en el post me describes tal cual. Amo mis rutinas y odio cualquier cosa que la pudiera mover o sacudir, y si, soy la más aferrada a mis afectos, aunque se que debo aprender a soltar. Ojalá con los años y la práctica de la meditación pueda lograr de alguna manera aprender tal vez no a soltar, pero a sufrir menos ese proceso.

    Reply
  • Miriam
    20 20America/Mexico_City abril 20America/Mexico_City 2015 at 10:56 10Mon, 20 Apr 2015 10:56:38 -050038.
    Permalink

    Gracias por tu reflexión, Dalia. La verdad es que aquí estoy describiendo a cualquier ser humano. La idea es aprender a seguir amando, tanto a la rutina como a los seres queridos, pero con el entendimiento de que todo ello cumple una función específica para nuestras vidas. Al entenderlo, automáticamente se genera una separación entre nosotros y aquello que amamos, de manera que si aquello cambia o deja de existir, nosotros seguimos siendo nosotros. Es una forma de amar con libertad, o más bien yo diría de amar realmente.
    El yoga (meditación, posturas, respiración) puede ayudar a entender este concepto desde un punto de vista vivencial y no tanto en el intelecto, haciendo más clara la noción de desapego, y por ende la adaptabilidad, en nuestra persona. Experiméntalo!

    Reply
  • 23 23America/Mexico_City abril 23America/Mexico_City 2015 at 10:55 10Thu, 23 Apr 2015 10:55:19 -050019.
    Permalink

    Gracias Miriam, me encantó: el equilibrio no es estático es una constante adaptabilidad. Sé que lo escribiste mejor y ya lo adopto y me adapto. Un fuerte abrazo!

    Reply
    • Miriam
      23 23America/Mexico_City abril 23America/Mexico_City 2015 at 12:05 12Thu, 23 Apr 2015 12:05:58 -050058.
      Permalink

      Gracias Fabiola, que bueno que te gustó. Me da gusto que mis palabras han entrado a tu cuerpo y haya surgido un entendimiento desde ahí! Siempre es un placer compartir contigo. Gracias por leerme!

      Reply

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *